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San Juan
18 de noviembre de 2025

Etiqueta: Ernesto Simón

La Radio Ataca: ahora en vivo por Estación Claridad

Mirá en vivo La Radio Ataca, el programa que conduce Ernesto Simón, de lunes a viernes, de 19 a 21.30 horas, por Estación Claridad.

El programa, conducido por Ernesto Simón en la radio de mayor audiencia de San Juan, se emite de 19 a 21.30 horas en el 97.1 del dial.

En su cuarto año consecutivo, el programa contiene editoriales sobre todos los temas, sin ocultar ni omitir nada, además de la opinión de los oyentes durante toda la tarde noche y toda la información del minuto a minuto desde la redacción de El País Diario.

Tambien se puede escuchar la mejor música de todos los tiempos, bajo el comando del inigualable Sebastián Oro, un verdadero consagrado.

Sin dudas, La Radio Ataca ha ocupado un lugar importante en las tardes de San Juan, convirtiéndose en el programa de mayor audiencia en su franja horaria.

El parricidio del PJ vernáculo

La última puesta en escena de la entrevista realizada por el militante Gato Sylvestre a Sergio Uñac en C5N, configura una nueva rama del periodismo lisonjero: el panegírico acomodaticio de un hombre que logró quebrar las barreras de la comunicación para convertirse en un arlequín televisivo.

Perdón, no hablaba de Uñac, hablaba del Gato Sylvestre. Cualquier parecido entre los actores, es mera coincidencia.

El peronismo de San Juan comienza a dar los primeros pasos en lo que podríamos describir como un parricidio dentro del PJ.

Andino, Gramajo, Quiroga Moyano, Abarca, Coqui Chica, Walberto Allende, Munisaga, Daniela Rodríguez, Domínguez, Aballay y siguen los nombres, se preparan para reconfigurar un peronismo sin Gioja y sin Uñac.

Las diferentes reuniones en las unidades básicas, muy básicas, del PJ local lo ponen de manifiesto sin disimulo: no invitan ni a José Luis Gioja, padre de la Gerontopolítica argentina, ni a Sergio Uñac, mariscal de la derrota que sufrió el justicialismo en 2023.

Después de todo, para qué disimular lo que muchos quieren que se note: el peronismo vernáculo está matando a sus padres, a Gioja y a Uñac, o, explicado de otra manera: a esos dos muchachos que supieron darle al PJ local 20 años de permanencia en el poder.

Con errores y virtudes, con obras, con licitaciones, con compras directas, con sobreprecios.

Para bien, o no, mejor dicho, para mal, ambos gobernaron haciendo crecer sus patrimonios de manera exponencial.

Con alevosía, con turbadora y furibunda pasión por los pesos, o por otros valores equivalentes a los pesos.

Durante 20 años, el PJ local gobernó sin control de los mecanismos que establece la democracia, con el Club de los Amigos insertados estratégicamente en el poder para no ser auditados, para que la plata del Estado vaya y venga con la zigzagueante agilidad de lo inasible.

Así gobernó San Juan el peronismo, hoy convertido en el Club de la Nostalgia.

Las fotos y videos que están subiendo los nuevos dirigentes del PJ, expresan la tremebunda situación que se vive puertas adentro.

Uñac está paseándose por medios nacionales con el cartel colgado que dice: "Estoy disponible para cualquier candidatura".

Hace dos años o más que Sergio Uñac perdió el olfato. Cuando le dio la espalda a los docentes siendo gobernador, cuando ignoró a los trabajadores de la salud pública y cuando decidió poner de candidato a su hermano.

Es pérdida del pulso político le sigue jugando en contra: se ofrece como candidato a presidente del PJ cuando no pudo ganar ni en su provincia: recodemos que en 2023 Orrego le ganó a la suma de Gioja + Uñac, en ese orden y bajo esa impronta que ofrecen los perdedores sin olfato.

Inpresiona la tautológica insistencia de Uñac, que le miente en la cara al Gato Sylvestre afirmando que entregó las cuentas de San Juan saneadas, olvidando el rojo de $55.000 millones que dejó al terminar su mandato.

Los números no mienten

Cuando en diciembre de 2023 Marcelo Orrego asumió el Gobierno de San Juan, la provincia tenía un activo de $135.000 millones, que pertenecían al fondo anticíclico.

Pero a su vez, el nuevo Gobierno heredó un pasivo de $34.000 millones de deuda flotante, a lo que se sumó $7.800 millones de deuda en obra pública y $148.000 millones de la deuda pública a largo plazo que dejaron Gioja y Uñac.

Sumados esos tres ítems, la deuda de San Juan era de $190.000 millones. Si se toma el saldo positivo y se le resta la deuda, el saldo negativo llegaba, en 2023, a $55.000 millones.

La amnesia nunca falla

En San Juan la amnesia nunca falla, es un recurso que usaron los bloquistas en su momento, y luego los peronistas.

Si se toma en cuenta el desastre financiero que dejó Sergio Uñac sobre el final de su mandato, no se entiende cómo en 2025 sus candidatos: Cristian Andino y Romina Rosas ganaron por 3 puntos de diferencia.

Esa muestra de amnesia sutil que deslizó el electorado en la pasada elección, dio un respiro pasajero al PJ local que, en defensa propia y agudizando su instinto de supervivencia, ha puesto en marcha el proceso de parricidio.

Habrá que ver cuánto tiempo tardan en desenganchar la nave de los viejos motores que otrora garantizaban una buena marcha en la provincia.

Habrá que ver también cuántos dirigentes del peronismo se animan a seguir sin Gioja y sin Uñac.

La nostalgia se comporta de maneras misteriosas.

Así nos va.

Las supuestas conquistas del peronismo que no fueron logradas ni por el peronismo ni por Perón

En la escolástica peronista, los logros de la justicia social le son atribuidos a ese gran farsante de la historia argentina llamado Juan Domingo Perón.

Conocido por sus íntimos como el Pocho, Perón supo captar el imaginario del pueblo obrero, siempre explotado, que rápidamente sintonizó con la simpatía de un militar filofascista que supo ganarse el favor de los trabajadores.

Lo primero que deberíamos entender es que Perón llegó al poder gracias a un golpe de Estado en Argentina.

1943, el año del golpe

Para comprender la compleja trama de aquellos años, deberemos remitirnos al 4 de junio de 1943, año en que Edelmiro Julián Farrell participó, junto al Coronel Juan Domingo Perón, en el golpe de Estado a la democracia llamado: "Revolución del 43" que derrocó al Gobierno del Presidente Ramón Castillo, último de la llamada Década Infame, debido al fraude electoral y a la corrupción imperante durante ese periodo.

Una vez concretado el golpe, Farrell se desempeñó en los cargos de ministro de Guerra y vicepresidente de la Nación durante la dictadura del General de división Pedro Pablo Ramírez.

Ramírez había participado del golpe de Estado de septiembre de 1930 contra el radical Hipólito Yrigoyen. Siendo Jefe del Servicio de Informaciones del Estado Mayor del General José Félix Uriburu, participó de manera destacada en los preparativos del asalto militar contra la democracia argentina.

Ramírez fue removido de su cargo en 1944, entonces Farrell asumió, por delegación, como presidente de la Nación.

Durante aquel golpe de Estado iniciado en 1943, el Pocho Perón ocupó importantes cargos: fue titular del Departamento Nacional de Trabajo, luego se hizo cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Más tarde fue ministro de Guerra, hasta que finalmente llegó a ser vicepresidente, durante la presidencia de Farrell.

Durante aquel periodo en que ocupó tan importantes cargos, Perón tomó medidas para favorecer a los sectores obreros y hacer efectivas las leyes laborales.

Las medidas que dictó Perón no surgieron de su imaginario, sino que ya habían sido pensadas y algunas puestas en vigencia por otros presidentes. El tiempo jugó a su favor y el humor social también.

La dictadura convocó a elecciones generales en 1946, en las cuales resultó victorioso el exvicepresidente militar, Juan Domingo Perón, quien asumió su primer mandato constitucional el 4 de junio de 1946.

Perón llegó por elecciones cívicas al poder luego de la movilización obrera del 17 de octubre de 1945. Fue entonces que Farrell ordenó la celebración de elecciones en 1946 y entregó el poder al General de brigada Juan Domingo Perón, quien había sido su vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión. El Pocho había participado del golpe militar de la mano de una dictadura que nada tenía que ver con la democracia.

Los supuestos logros del peronismo que no fueron del peronismo

Es necesario advertir que aquellas conquistas que el peronismo se atribuyó como propias, fueron el resultado de una serie de luchas infatigables que la sociedad argentina consiguió, en muchos casos, con el consenso de los principales partidos políticos.

El descanso dominical se logró en 1905, durante el Gobierno de Julio Argentino Roca.

Los socialistas presentaron la primera ley de protección del trabajo de mujeres y niños en 1907, durante el Gobierno de José María Cornelio del Corazón de Jesús Figueroa.

La ley de accidentes de trabajo, fue votada en 1914, durante el Gobierno de Roque Sáenz Peña, del Partido Autonomista Nacional. Ejerció la presidencia en 1910 y 1914, fecha en que falleció cuando aún le quedaban dos años de mandato.

La primera reglamentación del trabajo a domicilio fue votada en 1916, durante la presidencia de Victorino de la Plaza, quien gobernó Argentina desde el 9 de agosto de 1914 hasta el 12 de octubre de 1916.

La primera ley de jubilaciones fue sancionada en 1924, durante el Gobierno radical de Marcelo Alvear. En esta conquista, fueron muy importantes los aportes de diputados socialistas.

La jornada de 8 horas de trabajo se implementó en 1929, durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen, de la UCR.

Lo que conocemos como vacaciones pagas, se conquistaron en 1933, durante el Gobierno del General José Félix Uriburu, quien el 6 de septiembre de 1930, encabezó una sublevación cívico militar que derrocó al Gobierno democrático del Presidente Hipólito Yrigoyen, de la Unión Cívica Radical.

También durante el Gobierno del General José Félix Uriburu, en 1933, se implementaron las leyes de indemnización por despido sin causa, protección de la maternidad y licencia paga por enfermedades.

En el imaginario criollo, los argentinos creyeron en el relato peronista que ase atribuyó casi todas las conquistas sociales de la historia.

Pero es necesario entender que la legislación social argentina fue de avanzada para su época y fue un modelo para muchos países de América latina.

Al Pocho lo que es del Pocho

Sí hubo algunos logros que deberán anotarse entre los activos históricos del Pocho Perón.

Perón impuso el Estatuto del peón de campo, y trabajó por la ampliación del sistema jubilatorio, los fueros laborales y el aguinaldo. Esas conquistas fueron tomadas cuando era funcionario de la dictadura militar que imperó entre 1943 y 1946.

En caso de que los peronistas deseen acreditarse estos logros históricos, deberán aceptar también que Juan Domingo Perón fue un general filofascista que participó de un golpe de Estado en Argentina.

Por lo pronto, deberemos entender, si es que el rigor histórico nos interesa, que no hay una sola ley social de importancia sancionada en alguno de los periodos democráticos en los que Perón fue presidente de la Nación.

Lo que hizo Perón siendo presidente fue ampliar algunas conquistas ya logradas por otros mandatarios argentinos.

De no ser así, que Dios y la Patria me lo demanden.

Un 30 de octubre de 1983, Alfonsín ganaba las elecciones y Argentina recuperaba la democracia

Tras una etapa oscura que tiñó de muerte y locura al país, las elecciones democráticas volvían a celebrarse luego de aquellos tristes años de dictadura cívico militar.

La etapa oscura de militares secuestrando personas y montoneros matando ciudadanos se terminaba para siempre en Argentina. Raúl Alfonsín, el candidato de la UCR, como pocos en la historia, había logrado interpretar el deseo de las mayorías y logró encausar esas expectativas rumbo a las urnas.

Del otro lado, Ítalo Argentino Lúder, el candidato del peronismo, había quedado derrotado luego de un pasado turbio y truculento que había sabido ocultar muy bien durante la campaña.

En 1983, el padrón electoral era de 18.000.000 de habitantes habilitados para votar. El Partido Justicialista tenía 2.795.000 afiliados, en tanto, la UCR contaba con 1.400.000 afiliados.

Por aquel entonces se registraron actos multitudinarios. El cierre de campaña de ambos partidos reunió a más de 1.000.000 de personas alrededor del Obelisco y avenida 9 de Julio.

En las provincias no fue menor la euforia democrática: en rosario se hicieron actos de 400.00 personas. En Córdoba se llegaron a juntar unos 300.000 ciudadanos. En La Plata llegaron a ser 200.000, en Mendoza 120.000, en Tucumán se registraron actos de 70.000 y en Mar del Plata se juntaron unas 60.000 almas.

Es indudable que Alfonsín había ganado con votos de los independientes, pero también con sufragios de peronistas que no estaban convencidos de su propio candidato.

No en vano, el candidato radical había disparado hasta el hartazgo durante la campaña aquella famosa frase que, luego lo entendimos, le sirvió para colectar votos de todas las estratificaciones ideológicas y políticas: "He convocado en toda la republica a todos los compatriotas sin distinción de partidos, y les he dicho que los radicales ya estamos en marcha. Y al frente de nuestra columna van nuestros grandes muertos: Yrigoyen Alem, Pueyrredón, Sabattini y Lebensohn; Larralde, Balbín, Illia".

Pero el discurso no se detenía ahí, era un verdadero compendio de la historia argentina, porque seguía así: "Los que estén a nuestra derecha pueden inspirarse si lo desean en Sáenz Peña o en Pellegrini. Los demócratas progresistas en Lisandro de la Torre, Luciano Molina. Los socialistas en Juan B. Justo o Alfredo Palacios. Los peronistas en Perón o en Evita, pero todos juntos los argentinos".

El PJ y su complicidad con la violencia de Estado

El 18 de agosto de 1983 había comenzado oficialmente la campaña. Pasó un mes para que la Junta Militar decretara la Ley de Pacificación Nacional. La ley era un intento camuflado de amnistía para todos los militares por los crímenes cometidos entre el 25 de mayo de 1973, día en que asumió la presidencia el peronista Héctor Cámpora, hasta el 17 de junio de 1983.

Los argentinos se encontraron ante dos paradigmas en plena elección: el candidato justicialista, Ítalo Lúder, quien se manifestó cómplice y aseguró que respetaría la ley de amnistía y perdón a los militares. Y del otro lado estaba Raúl Alfonsín, quien anunció que la vetaría y juzgaría a los responsables.

Además, denunció un pacto entre el sindicalismo y las fuerzas armadas. Dos miradas, dos historias, dos propuestas para un electorado que volvía a las urnas luego de una década nefasta.

El candidato peronista, Lúder, venía de firmar los decretos 2770/75, el 2771/75 y 2772/75, extendiendo a todo el país y bajo el mando directo de las Fuerzas Armadas la política represiva de "neutralizar y aniquilar el accionar de los elementos subversivos".

El aniquilamiento a civiles comenzó en pleno Gobierno peronista, cuando Lúder había sido presidente interino en el año 1975, tras el pedido de licencia de la inepta María Estela Martínez de Perón, que presidió el país entre el 1 de julio de 1974 hasta el 24 de marzo de 1976, día del golpe militar a las instituciones.

Por su parte, Alfonsín había sido siempre el hombre de la democracia. Fue miembro de la asamblea permanente por los derechos humanos, firmando cientos de pedidos de habeas corpus ante la Junta Militar requiriendo información sobre detenidos desaparecidos y poniendo a disposición su estudio jurídico en forma gratuita para los familiares de las víctimas.

Resultados

Aquel 30 de octubre de 1983 el resultado fue inequívoco: la Lista 3 de la UCR ganó las elecciones obteniendo 7.724.559 votos, es decir, un 51.7%, contra 5.995.402 sufragios del peronismo que logró el 40.16%.

Epílogo

La democracia ha sido en Argentina algo zigzagueante, pendular, motivo de orgullo y también de frustración.

Lejos quedaron aquellas palabras que se convirtieron en un mantra de libertad para una república que pretendió ser justa e igualitaria: "Con la democracia se come, se cura y se educa", dijo Alfonsín alguna vez.

Todavía eso no ha sucedido, pero se puede pensar que sí, que algún día sí. Por ahora, y al ritmo que vamos, es un "no", pero hagamos algo para que un día sea "sí".

Ese día, ganamos todos.

A pocos les interesa la noticia, todos buscan opiniones

Una vez me tocó entrevistar a Tomás Abraham. Fue maravilloso conversar con este filósofo argentino que cada vez que habla despierta un interés inusitado.

Me dijo: "Lo que sucede con el periodismo en nuestro país no es parte de la eterna discusión sobre neutralidad, subjetividad o imparcialidad. Se trata de fascismo".

Con insolencia tautológica le pregunté si eso ponía en riesgo a nuestro rudimentario sistema republicano y me respondió que "las democracias existen para proteger a la ciudadanía de la arbitrariedad de los poderosos. Los que mandan son los que tienen armas y dinero. Con estos recursos pretenden hacerse dueños de las palabras".

La charla que mantuve con Tomás Abraham me llevó directo al documental del cineasta Martin Scorsese: Public speaking. En esa obra maestra, el director de cine entrevista a la escritora norteamericana, Fran Leibovitz, quien explica que "el mundo de la información está apagado". La intelectual sostiene que "a nadie le interesan las noticias, todos buscan opiniones. No hay más noticias".

Visceral y taxativa, Leibovitz asegura que "la opinología se ha convertido en la máxima aspiración comunicacional", al tiempo que sostiene: "Se ha perdido el arte de construir la noticia".

Tomás Abraham escribió una vez: "Cuando una sociedad se maneja con mensajes propagandísticos, al estilo fascista, se vuelve imbécil, escupe afiches, no piensa más, elige muñecos y los quema, se regodea en su fanatismo".

Estas cosas sucedieron durante años en Argentina, con casi todos los gobiernos.

Unos por ladrones y tramposos, los otros por inoperantes, farsantes y codiciosos, finalmente todos estos años terminaron provocando un sufrimiento brutal que cayó sin piedad sobre la fatigada espalda del pueblo argentino.

Los ciudadanos y ciudadanas ven a la democracia degradada, atravesando un periodo de ocaso luctuoso.

Habrá que ver cómo desactivamos el discurso minado de odio sobre el que caminamos a diario. Por ahora, la violencia verbal y salvaje, que es la cepa de todas las violencias, está proliferando con crueldad furibunda frente a los ojos de una sociedad todo terreno.

Así nos va.

El País Diario, uno de los pocos medios que no nació en los pasillos de Casa de Gobierno

Sucedió un 7 de julio de 2013. Aquel lejano día era puesto en marcha El País Diario, uno de los más creíbles de la provincia de San Juan y muy consultado por otros medios a nivel nacional.

El diario nació en medio de un régimen feudal y virulento, encabezado, en aquellos años, por el exgobernador José Luis Gioja, quien había montado en Casa de Gobierno un aparato de control de medios con listas negras y periodistas prohibidos en San Juan, entre los cuales, obviamente, yo estaba incluido.

En las provincias feudales, por lo general, los medios nacen desde las entrañas y los pasillos de oscuros ministerios y despachos oficiales. Primero se establece una pauta, se les explica a los propietarios de medios qué se puede publicar y qué no, y se los adiestra sobre qué temas no se puede escribir o hablar.

Así funcionó durante 12 años el régimen de Gobierno autoritario de José Luis Gioja, y también ha proliferado este fenómeno en otras provincias argentinas.

Sin embargo, algunos periodistas, muy pocos, pudimos sortear la brutal fuerza aplicada contra los que nos animamos a criticar gestiones de gobierno y el vínculo carnal que los mandatarios mantienen con la megaminería contaminante y extractivista.

Barrick Gold también montó un sistema policiaco mediante el cual controlaba a periodistas hasta en redes sociales. Algunos colegas llegaron a contarle a nuestro diario que desde la oficina de prensa de Barrick les habían pedido que dejen de seguir nuestros perfiles de Facebook, por las cosas que allí publicábamos contra la contaminación y el saqueo.

De hecho, hoy existe un diario online en San Juan en el que todos sus integrantes son exempleados de Barrick Gold: ¿se animan a adivinar cuál es?

Ante un panorama tan denigrante para el periodismo y la democracia de la región, decidí fundar El País Diario, un medio que resucitó el espíritu crítico de aquellos grandes de la Patria que, salvando las enormes distancias, fundaron periódicos para difundir ideas, tal el caso de Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Domingo Faustino Sarmiento.

Impulsamos nuestro diario para ofrecerle a la sociedad de San Juan y de Argentina una idea pluralista, donde el debate sea protagonista de las notas y, principalmente, donde no existan temas prohibidos.

Para lograr esa idea, lo fundamental fue estar distantes del poder de turno, mantenernos lejos del Gobierno, sea cual fuese su color político, y poner al descubierto la codicia que mueve a muchos funcionarios públicos.

En este diario escriben exquisitas plumas reconocidas a nivel nacional y nuevos columnistas que muestran poco a poco su compromiso con el oficio.

En 2013 fui sacado impunemente de todos los medios de comunicación donde trabajaba como periodista, ante la atenta mirada pasiva de una sociedad asustada y el silencio inevitable de casi todos los colegas, quienes no tenían herramientas para evitar el ataque, ya no a mi persona, sino al sistema democrático.

Pero nada pudo lograr que El País Diario creciera y se consolidara como un medio independiente que informa, opina y genera masa crítica en una sociedad que parecía sometida a la obediencia y se había tornado ovejuna.

Como ya lo escribió María Elena Walsh en su inolvidable composición, La cigarra:

"Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal.
Y seguí cantando".

Hoy los gobiernos nacionales, provinciales y municipales aceptan y conviven con nuestra crítica y ya no insisten en perseguir al periodismo, porque se dieron cuenta de que en el disenso está la riqueza que ofrece el debate plural.

Podrá esto último considerarse como un pequeño triunfo del periodismo independiente, o tal vez como un aporte mancomunado de todos aquellos que intentamos continuar con el legado de Sarmiento, Moreno y Belgrano.

Todavía queda mucho por hacer, pero estamos en el camino. Ahora que ya pasaron 10 años, sabemos que no hay nada que pueda detenernos.

Allá vamos.

Elecciones de medio término, el trauma de los argentinos

Desde hace décadas, las elecciones de medio término ponen al país en una situación de turbulencia, inestabilidad política e incertidumbre en los mercados.

En 40 años no aprendimos a ejercer la democracia de manera civilizada y madura.

¿Por qué el fenómeno electoral provoca inestabilidad económica en Argentina?

Editorial emitida en el programa La Radio Ataca que conduce Ernesto Simón, de lunes a viernes de 19 a 21.30 horas, por Estación Claridad.

La noche de los lápices: un capítulo funesto de la historia argentina

Cada 16 de septiembre se recuerda La noche de los lápices, en referencia a aquel oscuro episodio de la historia argentina, donde un grupo de estudiantes secundarios fueron secuestrados y, casi todos ellos posteriormente asesinados por la dictadura cívico militar de los años 70, encabezada por Videla, Massera, Agosti y Viola.

Sucedió durante la noche del 16 de septiembre de 1976, aunque también hubo otros secuestros en días posteriores, en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires.

En aquellos años virulentos de una Argentina inundada de iracundia, fueron secuestrados 10 estudiantes secundarios, quienes en una prisión clandestina sufrieron torturas propinadas por grupos de tareas bajo el mando de la dictadura cívico militar que había tomado el poder en el país mediante el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

De los 10 estudiantes secuestrados, 6 fueron cobardemente asesinados sin que se hallaran sus restos hasta el día de hoy. Ellos son: Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel A. Racero y Horacio Ungaro.

Los cuatro sobrevivientes fueron: Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler.

Este nefasto hecho de la historia nacional fue uno de los más conocidos entre los actos de represión cometidos por la última dictadura cívico militar argentina, que se extendió desde desde 1976 hasta 1983, año en que regresó la democracia al país.

Los desaparecidos eran estudiantes, en su mayoría adolescentes menores de 18 años, quienes no tuvieron derecho a un juicio previo y fueron torturados contra todo derecho humano vigente en el mundo.

La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, conocida como CONADEP, estableció que "la policía bonaerense había preparado un operativo represivo para los que habían participado de la campaña por el boleto estudiantil, considerada por las Fuerzas Armadas como subversión en las escuelas".

El caso saltó a la opinión pública durante 1985, luego del testimonio de Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, en el Juicio a las Juntas Militares que se realizó una vez que llegó la democracia, durante la presidencia del radical Raúl Alfonsín.

Pablo Díaz también participó en la escritura del guion que llevó la historia real al cine, días antes de cumplirse una década de lo ocurrido.

La historia que fue llevada al cine

La Noche de los lápices llegó al cine y se estrenó un 4 de septiembre de 1986, un año después de que Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, declarara en el juicio contra los militares.

La película, dirigida por Héctor Olivera, fue protagonizada por Alejo García Pintos, Vita Escardó, Pablo Novak, Pepe Monje y Leonardo Sbaraglia.

Escrita por Olivera y Daniel Kon, con la colaboración de Pablo Díaz, el guión se basó en el libro homónimo de María Seoane y Héctor Ruiz Núñez.

Los adolescentes de la Unión de Estudiantes Secundarios

Los chichos y chicas asesinados, fueron, en su mayoría, estudiantes de la Unión de Estudiantes Secundarios, de la ciudad de La Plata.

Por aquellos tristes años, la agrupación, junto a otras escuelas, habían iniciado un reclamo, desde 1975, ante el Ministerio de Obras Públicas, para que se les conceda el boleto con descuento estudiantil para el colectivo. No había armas, no eran guerrilla, eran estudiantes manifestándose por un boleto.

El valioso testimonio de Pablo Díaz

Pablo Díaz manifestó ante la Justicia que el boleto que habían conseguido los estudiantes secundarios en septiembre de 1975, fue suspendido en agosto de 1976. Era una trampa para detectar, mediante un trabajo de los servicios de inteligencia de la dictadura, quiénes eran los líderes en cada escuela para luego ir a buscarlos.

Como prueba, en su testimonio, citó un documento hallado en la Jefatura de Policía de la provincia de Buenos Aires, titulado La Noche de los lápices, firmado por el Comisario general Alfredo Fernández,​ en el que describía las acciones que iban a concretar contra los estudiantes secundarios, a quienes el policía calificaba como "integrantes de un potencial semillero subversivo".

Dicho en otros términos, los secuestraron y los mataron por las dudas que en el futuro se conviertan en guerrilleros.

​La historia relata que las órdenes de detención fueron libradas por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército​, y llevaban las firmas del Comisario Fernández​ y del Coronel Ricardo Eugenio Campoamor, jefe del Destacamento de Inteligencia 101.

Si bien los estudiantes fueron calificados como de "peligrosidad mínima", igual fueron sacados de sus hogares, torturados, y seis de ellos, asesinados.

La trágica y funesta noche del 16 de septiembre de 1976, los chicos fueron secuestrados por miembros de la Policía de provincia de Buenos Aires, comandada en aquellos oscuros años por el General Ramón Camps y Miguel Etchecolatz.

Para el secuestro se usaron autos Ford Falcon verdes de la armada argentina.

Sin embargo, y a pesar de tantos años: Los lápices siguen escribiendo.

Sostiene Sebreli

En septiembre del año 2010, el filósofo Juan José Sebreli visitó San Juan. Como no muchos periodistas vernáculos lo habían leído, Radio Sarmiento invitó a Ernesto Simón para hacerle la entrevista a uno de los intelectuales más importantes del país. La charla se concretó en vivo desde el café de la Biblioteca Franklin.

Durante el programa radial, se le preguntó a Juan José Sebreli sobre su obra, sus pensamientos, su experiencia como testigo vivo de la historia argentina.

Juan José Sebreli nació en Buenos Aires, el 3 de noviembre de 1930, y murió hace poco, en la misma ciudad, el 1 de noviembre de 2024.

En su derrotero se anotan momentos históricos de Argentina. Por caso, en 1955, tras el golpe de Estado que derrocó al Gobierno de Juan Domingo Perón, ascendió al poder la Revolución Libertadora. Sebreli publicó una solicitada en el diario Crónica en la que criticaba la represiva política universitaria del dictador Pedro Eugenio Aramburu.

En los años 70 formó parte del Frente de Liberación Homosexual junto a Manuel Puig, Néstor Perlongher, Blas Matamoro y Héctor Anabitarte, y también fue uno de los primeros en abandonar el grupo por diferencias ideológicas con el resto de los miembros.

Durante la charla, sostiene Sebreli que tras la llegada de la democracia al país, "muchos de los compromisos con el pueblo argentino no fueron saldados".

"Este desencanto incita a los intelectuales populistas, a través de Ricardo Forster, mentor de la agrupación Carta Abierta, a hacer un balance pesimista de las casi tres décadas de restablecimiento de la democracia", recuerda Sebreli.

Agrega que el intelectual Ricardo Forster, muy ligado al kirchnerismo y al programa 678, "olvida que la mayor parte de esos años sucedieron con gobiernos peronistas, y los últimos siete, con el kirchnerismo. Forster habla despreocupadamente, como si él no fuera un intelectual orgánico de ese movimiento, cuando debería hacerse cargo del aumento de la desigualdad social, que alcanza cifras sin precedente, con el vertiginoso enriquecimiento de los nuevos ricos de la era kirchnerista, incluidos los propios Kirchner y sus allegados", a los que el filósofo señala como "oligarquía plebiscitada", haciendo uso del término que utilizó Osvaldo Guariglia.

Si hubo dos intelectuales fetiche a los que el matrimonio Kirchner prestó atención, dice Sebreli, "esos dos son Ernesto Laclau y su esposa, la belga Chantal Mouffe. Ellos impulsan fuertemente el populismo latinoamericano, un engendro que aún no está del todo claro, ya que no se entiende si el marco para llevarlo adelante es la democracia, o proponen una nueva forma de gobierno que, ojalá que no, es rayana al autoritarismo de izquierda".

Sostiene Sebreli que Laclau, "ex trotskista-peronista convertido al posestructuralismo, sucumbió también a la fascinación de Carl Schmitt, jurista nazi rehabilitado por la izquierda posmoderna, que postula la división de la sociedad en amigos-enemigos, el decisionismo contra el debate parlamentario, el movimientismo contra el pluralismo y el poder del líder contra la mediación de los partidos y las instituciones republicanas".

"Todo esto concuerda muy bien con el kirchnerismo", afirma, y sigue: "Cristina se dice discípula de Chantal Mouffe, la mujer de Laclau".

En otro tramo de su opinión, explica que "la supuesta redistribución del ingreso se reduce, a la manera de los bonapartismos del siglo XIX, a planes asistenciales, subsidios y prebendas clientelistas, en tanto que la proclamada recuperación del salario es socavada por la inflación, tema que el Gobierno no quiere ni puede hablar porque es una consecuencia inevitable del modelo económico populista, sesgado productor de pobreza".

Durante aquella entrevista, realizada en el año 2010, pleno Gobierno de Cristina Kirchner, hoy condenada por ladrona, Sebreli dijo que el kirchnerismo es un Gobierno "apoyado en el sindicalismo corrupto, los empresarios subsidiados, las dinastías provinciales, los barones del conurbano, cómplices del narcotráfico, y los políticos tránsfugas".

"Tanto Forster como Laclau incurren en una falsa dicotomía entre igualdad y libertad, compartida, aunque con signo contrario, tanto por la izquierda como por la derecha no democráticas”, sostiene Sebreli, y añade que "después de la trágica experiencia de los totalitarismos de izquierda del siglo pasado, no se puede seguir sosteniendo la necesidad de limitar las libertades para alcanzar la igualdad: por el contrario, no puede haber igualdad donde no hay libertad. Igualdad de derechos y de oportunidades, y condiciones sociales adecuadas para elegir el propio estilo de vida, son inseparables".

"Más allá del socialismo y del liberalismo", sostiene Sebreli, "del autoritarismo antidemocrático de izquierda o de derecha, creo en la necesidad de llegar a un delicado equilibro entre individuo y sociedad, estado y mercado, libertad e igualdad, reconociendo que el Estado no debe sustituir al mercado, pero, a la vez, no puede renunciar a tareas que le son inherentes: la educación, la salud, la seguridad, la justicia, en las que, precisamente, el kirchnerismo no se ha mostrado eficaz y ni siquiera demasiado interesado".

Sobre el final, sostiene Sebreli que "los Kirchner no llegaron ni siquiera a construir un populismo cabal como lo hicieron Perón y ahora Chávez, porque le faltan algunos de sus elementos constitutivos: ni Néstor ni Cristina son líderes carismáticos ni tienen capacidad de convocatoria para movilizar a las masas, fuera de algunas minorías universitarias, ni suscitan adhesiones apasionadas. Y un populismo frío es una contradicción en los términos".

Ernesto Simón anticipó la derrota de los libertarios: "Están haciendo lo posible para que el peronismo vuelva"

En una editorial emitida en su programa de Estación Claridad, La Radio Ataca, Ernesto Simón anticipó antes de las elecciones del domingo 7 de septiembre lo que sucedería en las urnas.

"Están haciendo lo posible para que el peronismo vuelva", advirtió en su programa.